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Para ponernos a pensar...
 
Crucificar, desgarrar.‏

El pecado no se reduce a una pequeña “falta de ortografía”:

es crucificar,

desgarrar a martillazos las manos y los pies del Hijo de Dios,

y hacerle saltar el corazón.

Un pecado es mucho más que «un error humano».

San Josemaría