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Para ponernos a pensar...
 
A lomos por las veredas‏.

Pensad que Dios ama apasionadamente a sus criaturas,

y ¿cómo trabajará el burro si no se le da de comer,

ni dispone de un tiempo para restaurar las fuerzas,

o si se quebranta su vigor con excesivos palos?

Tu cuerpo es como un borrico –un borrico fue el trono de Dios en Jerusalén–

que te lleva a lomos por las veredas divinas de la tierra:

hay que dominarlo para que no se aparte de las sendas de Dios,

y animarle para que su trote sea todo lo alegre y brioso que cabe esperar de un jumento.

San Josemaría Escrivá