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Corrección desde la fragilidad
Cuando nos veamos
precisados a reprender a otros,
pensemos primero
si alguna vez hemos
cometido aquella falta que vamos a reprender;
y si no la hemos
cometido,
pensemos que somos hombres y que hemos podido
cometerla.
O si la hemos cometido en otro tiempo,
aunque ahora no la
cometamos.
Y entonces tengamos presente la común fragilidad
para que la
misericordia, y no el rencor, preceda a aquella corrección.
San Agustín.
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