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¿Crecer o disminuir?
Juan nace cuando el día empieza a decrecer;
Cristo, cuando el día se dispone a crecer.
La disminución del día
es, para uno, el símbolo de su muerte violenta.
Su crecimiento, para el
otro, la exaltación de la cruz.
En nuestra gracia
cristiana, se nos pide de no gloriarnos en el hombre,
el hombre, en su Dios;
el servidor, en su amo.
En los hombres, a medida que aumenta el verdadero
fervor, la gracia divina crece y el poder humano disminuye.
En Dios toda tiranía,
toda autoridad, y todo poder, mueren.
Dios es todo en todos.
El hombre, sin Dios, no
puede más que pecar.
Su poder humano
disminuye cuando triunfa en él la gracia divina, destructora del pecado.
La debilidad de la
criatura cede ante el poder del Creador, y la vanidad de nuestros afectos
egoístas se hunden ante el amor.
San Agustín
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