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Culpable...
Siendo al más grande de todos,
quiso hacerse el más
humilde y pequeño de todos.
Era poco para Él estar
por debajo de los ángeles
tomando la condición de
la naturaleza mortal;
ha sido preciso hacerse
más pequeño que los hombres
tomando la edad y la
debilidad de un niño.
Que vean al Dios infinito hecho niño, un pequeño
a quien hay que adorar…
En esta primera manifestación a los mortales,
Dios ha preferido
presentarse bajo los rasgos de un niño pequeño,
aparecer más amable que
temido.
Así, puesto que viene a salvar y no a juzgar,
muestra por el momento
lo que puede suscitar amor,
y deja para más tarde lo
que podría inspirar el temor.
Que preste atención el hombre piadoso y humilde.
Que preste atención el
hombre impío y orgulloso.
Tú, culpable,
sólo necesitas querer lo
que te envía,
y quererlo verdadera y perfectamente.
No sólo te concederá el
perdón, sino que te colmará de su gracia.
Más aún,
apreciando que no es una
ganancia despreciable
el hecho de haber
encontrado a la oveja perdida,
celebrará por ello una
fiesta con sus ángeles.
Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad
cisterciense
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