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Para ponernos a pensar...
 
 Yugos y arados.‏

Pocas veces pienso que tu yugo, Jesús,

ponerme bajo tu mismo yugo,

es trabajar contigo.

Imagino los dos bueyes atados al mismo yugo

y tirando del mismo arado,

sus cabezas juntas…

Qué humilde y tenazmente tiran en la misma dirección.

Tomad mi yugo,

me dices...,

Tú que eres manso y humilde.


Algunos yugos eran rasposos y mal escuadrados

y por lo tanto lastimaban el cuello de los animales.

Cuando se ama, resultan fáciles multitud de cosas

que serían difíciles o insoportables sin el amor.

Noel Quesson.