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Para ponernos a pensar...
 

    Cara a cara‏

    Sé sincero en tus oraciones.

    La sinceridad es humildad y ésta solo se consigue aceptando las humillaciones.

    Todo lo que se ha dicho y hemos leído sobre la humildad

    no es suficiente para enseñarnos la humildad.

    La humildad solo se aprende aceptando las humillaciones,

    a las que nos enfrentamos durante toda la vida.

    Y la mayor de ellas es saber que uno no es nada.

    Este conocimiento se adquiere cuando uno se enfrenta a Dios en la oración.

    Por lo general, una profunda y ferviente mirada a Cristo es la mejor oración:

    yo le miro

    y Él me mira.

    Y en el momento en que te encuentras con Él cara a cara

    adviertes sin poderlo evitar

    que no eres nada,

    que no tienes nada.

    Beata Teresa de Calcuta (1910-1997)